martes, 27 de agosto de 2013

Fred






Me pierdo en el silencio,
entre la oscuridad de tu olvido,
calan las gotas de esta lluvia mis huesos
vencidos, raídos al viento
como harapos desechados.

Me mezco con el violento eco
de lo que fue melodía y ahora sangra.
Cae el cielo de su velo
como llanto mudo mientras las emociones
que me quedan navegando a la deriva
implosionan en un estallido
que se pierde en el éter.

Frío,
ríos helados que se pierden
al igual que lo hace mi mente,
el mundo se estremece, se sacude
nada queda, nada hay pero todo fluye
implacable hacia su destino.

Mirada opaca que sin ver
a través de la pared,
sigo sentada en el mismo lugar
donde me dejaste como una muñeca rota,
tratando de recuperar el rumbo
mientras la luz parpadea
con su suave ronroneo
en mitad de esta desvencijada
y desolada habitación, lúgubre,
teñida de ira y dolor
del suave hedor del sufrimiento
y las venas abiertas.












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